En ocasiones volver a trabajar para una madre supone un conflicto emocional porque nos vemos influenciadas por opiniones de otros o por nuestros propios prejuicios. Eso no te hará una mala madre y mucho menos egoísta.
Lo primero que debemos hacer en es reconocer los motivos que nos llevan a volver a trabajar: necesidad económica y satisfacción profesional, y una vez hecho esto imaginarnos trabajando y criando al bebé de forma adecuada. Solo así podemos crear un plan óptimo que sea compatible con ambos roles y que nos permita atender la necesidad de nuestros pequeños.