A mucha gente la soledad le produce angustia. No obstante, puede ser una gran oportunidad para dedicarse tiempo a una misma, reflexionar, decidir y construirse. Y es que:
Te ayuda a conocerte y te enseña a convivir contigo misma. Decide estar sola al menos unas horas, unos días. Establece un horario y realiza actividades que te satisfagan a nivel personal como la lectura, un deporte… Debes proteger ese tiempo y, si surge la posibilidad de compartirlo con alguien, decide no hacerlo, porque necesitas aprender a convivir contigo misma.
Te permite enfrentarte a tus temores. La gente que huye de la soledad también huye de sí misma. Prefiere no enfrentarse a lo que le atemoriza. Apunta en un cuaderno tus pensamientos negativos y reflexiona sobre ellos. Advierte qué ideas te asustan y reenfócalas. Cuando te encuentres con un miedo, contrarréstalo con un pensamiento positivo.
Te ayuda a trabajar tu autoestima. Realiza lecturas que te impulsen a la reflexión, la conciencia de tu situación, y atrévete a aprender de todo lo que te ocurra.
Te permite retomar aficiones pasadas. Recuerda momentos que antaño te hacían sentir plena, cosas que te gustaba hacer. Aprovecha esos momentos de soledad para retomarlos.