Para las parejas que quieren crecer juntos

9Es evidente que las parejas, hoy en día tienen que afrontar nuevos retos. Antes la familia era lo más importante y el vínculo del matrimonio indisoluble, la mujer, por lo general, no tenía trabajo propio y las relaciones, conflictivas o armoniosas, eran perdurables. Hoy todo eso ha cambiado. Lo del hombre y la mujer se va quedando más bien para la cama porque la relación de pareja es hoy día entre personas que siempre tienen que estar trasegando entre su libertad personal y su responsabilidad como pareja. Partiendo de estas nuevas bases es lógico esperar choques y rupturas, pero también relaciones más profundas y auténticas, más enriquecedoras para ambos. Esto es mucho más interesante porque se benefician las dos personas y es la base para un nuevo tipo de alianza.

Valorar adecuadamente a los problemas

Partiendo de la base de que se quiere conservar la unión es necesario saber diferenciarla de los problemas que deben afrontarse. Una cosa es la relación, que debe estar en un lado de la balanza y, otra bien diferente, los conflictos que puedan surgir y los desafíos que haya que afrontar. Si hay desacuerdo en un área en concreto, el conflicto no debe extenderse a otros terrenos ni debe servir de excusa para dañar más la relación. Está claro que muchas veces nuestra actitud, nuestra mente y nuestra opinión sobre lo que sucede es un problema todavía mayor. Cuando un conflicto sirve de excusa para que surjan reproches, el problema se hace mayor porque comienza a dañar la relación.

Afrontar los problemas con espíritu positivo

Quiere decir aislarlos de la relación y trabajar juntos para solucionar el problema. Esto teóricamente es muy fácil pero muchas veces uno o los dos insisten en sus puntos de vista y quieren convencer al otro, incluso llegan a presionar para satisfacer sus propósitos. Entonces el problema desborda sus propios límites y amenaza la relación, convirtiéndose en un problema mayor.

Renunciar a la necesidad de tener razón e imponer los criterios.

Es lo primero y necesario para afrontar la relación con un espíritu positivo. Si renuncias a convencer a la otra persona de que tienes razón, si respetas tanto tus ideas como las suyas, podrá seguir habiendo diferencias pero no serán motivo de un daño mayor.

Hay que dejar un amplio espacio para la libertad y el modo de ser de la otra persona.

Esto también es importante. La vida de pareja ya no está basada en el sacrificio, ni en el aguantar al otro porque no se puede hacer otra cosa o por salvar la unión a cualquier precio. La vida de las parejas de hoy debe estar basada en la libertad y el crecimiento personales. Si dentro del esquema de la relación se incluye la necesidad de respetar la libertad de la otra persona, se crea un ambiente más amplio y propicio para que los lógicos desacuerdos no afecten tanto a la relación.

Renunciar a la necesidad de poseer a la otra persona.

Esto es hoy más necesario que nunca. El amor es un vínculo espiritual que está basado en el regocijo mutuo que surge de una forma libre y espontánea. Siempre que pretendas forzar algo en la otra persona te estás perdiendo la oportunidad de que pueda dártelo espontáneamente, le estás impidiendo la oportunidad de amarte realmente. El verdadero amor está basado en el respeto y la libertad.

Que vuestra relación de pareja tenga un propósito.

Como personas individuales debemos de tener un propósito y un sentido en la vida. Aquí radica lo más profundo de la satisfacción personal: uno siente que está en la vida para algo y por algo. Eso da certeza y seguridad a la persona. Lo mismo debe suceder en la relación de pareja. Si la unión tiene un propósito canaliza las energías hacia algún sitio. El propósito de los matrimonios de antes tenía sólo un sentido: mantener el honor y el sentido de una familia al criar y educar a los hijos. Hoy día esto puede servir para algunas parejas pero ya se ha quedado corto. La vida no puede ser solamente trabajar y criar a los hijos como un trabajo más. Hace falta algo más: Incluir en el propósito de la pareja el crecimiento personal de cada miembro. Es decir, los esposos no se unen simplemente para sacrificarse mutuamente por una familia o por los hijos sino también para ayudarse a crecer ellos como personas. Por eso es necesario un mutuo respeto y concederse márgenes de libertad personal.

Mantener siempre viva la llama del amor erótico.

Una de las bases que mantiene unida a una pareja es la llama del amor erótico. Las necesidades emocionales y sexuales son fundamentales en cada persona individual. El mutuo cariño y el gozo que se dan los amantes los nutre como personas y refuerza su unión. Mientras que la pareja decida permanecer unida debe mantener viva la llama de su amor erótico y no dejar que los problemas de otras áreas entren ahí porque entonces, como ya he dicho antes, el problema se hace mayor.

Para conseguir este propósito vienen bien los siguientes consejos:

No mezclar el sexo con la política.

Dejar fuera de la cama todos los problemas y utilizar el sexo para ratificar todas las paces.

Tener periódicamente rituales amorosos especiales.

En todos los órdenes de la vida se tienen de vez en cuando fiestas. No es simplemente la jornada de descanso donde no hay que trabajar o estudiar, digo fiesta en el sentido de celebración, de día especial. Las fiestas y celebraciones han servido desde siempre para hacer que olvidemos las miserias cotidianas y recobrar el esplendor de la convivencia porque el pueblo es feliz, se divierte o disfruta celebrando algo. Al igual debe suceder con el amor y con el sexo. La pareja debe tener sus propias fiestas, celebraciones y rituales eróticos donde regocijarse en su convivencia y divertirse olvidándose de todo.

Asumir que, más allá de la pareja, cada uno es el único responsable de su comportamiento.

No vale decir me estás cabreando aunque sea cierto que el otro o la otra ande por ahí chinchando. Si decides disgustarte es tu responsabilidad, si decides reaccionar de otra manera es tu poder de libertad. ¿Por qué nos controlamos más frente a los desconocidos y perdemos con más facilidad los nervios con las personas que nos aman?. Piensa ahora otra cosa. Un día que estás muy sensible y con tensión viene alguien y te gasta una broma pesada. Es muy fácil que no lo aguantes y lances un improperio. Otro día, estando muy bien y en paz viene la misma persona y con la misma broma. Como estás muy feliz puede que hasta te rías. Al fin y al cabo tú eres siempre quien decide cómo comportarte. Todos tenemos dentro la alegría, la ira, la paz o la crispación esperando despertarse. Es cierto que los demás pueden invocar una u otra cosa, pero eres tú quien decide la respuesta.

No proyectar en el otro las debilidades ni las grandezas.

En el amor y el matrimonio las personas se unen para crecer, darse gozo y afrontar juntos los desafíos de la vida; pero no puede servir de excusa para olvidarnos de nuestras responsabilidades y retos personales.

Así será más fácil la convivencia y se podrá gozar y sacar un mejor provecho de la relación.Espero que les sean de utilidad estos mensajes.

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