Hay muchos caminos para conocerse mejor pero básicamente consisten en reorientar la mirada hacia nosotros mismos, hacia lo que ocurre en nuestra mente, nuestro corazón y nuestras vidas. Ser más consciente de lo que haces, de lo que piensas y sientes; pero nunca con el ánimo de juzgarte o recriminarte sino con el ánimo objetivo del observador.
Una verdadera autoestima comienza con un adecuado conocimiento de uno mismo, tanto de las cualidades y los dones que necesitan expresarse, como de las reales necesidades que se tienen. Si te conoces bien sabes qué es lo que realmente quieres y canalizas tu fuerza para conseguirlo. Muchas veces tenemos sólidas opiniones sobre nosotros mismos y no se corresponden con la realidad sino que están influenciadas por la sociedad, la familia, el ambiente o el mundo de los demás en general.
Hay personas que persiguen durante años metas que no son suyas y cuando al final se dan cuenta más que sentirse fracasados por abandonar experimentan una profunda liberación. Conocernos a nosotros mismos es algo fundamental en cualquier persona porque sólo a partir de esa toma de conciencia, de comprender realmente lo que queremos y necesitamos ,es cuando se comienza a avanzar en la vida y en el camino de una felicidad que no sea efímera.
Sentirnos capaces como personas
Tener confianza en uno mismo es sentirse con la suficiente fuerza y capacidad para afrontar la vida y cualquier desafío. Si no tenemos confianza en nuestra fe ,en nuestro valor para afrontar la vida es que realmente no nos queremos y si es así debemos preguntarnos:
¿Por qué pienso que no puedo?.
Quizá porque alguien te lo ha contado, por experiencias de la infancia o de fracasos del pasado que no tienen por qué volver a repetirse. Fomentar tu propia confianza y el sentimiento de valor y fuerza es útil para subir tu autoestima y simplemente por atreverse a enfrentar los desafíos que la vida nos impone y poder superarlos.
Saber permitirse la felicidad
Más allá de esto, nuestra autoestima también depende de que nos sintamos felices de alguna manera y para poder ser felices primero tenemos que permitírnoslo, creer que tenemos derecho a la felicidad.
A veces afrontamos la vida con demasiada severidad para con los demás y también para con nosotros mismos. Puede que inconscientemente nos estemos castigando por algo y no nos permitamos ser felices. Si esto es triste puede ser todavía más el que no dejemos ser felices a los demás.
PIENSA Y ACTÚA DESDE LA FELICIDAD, COMO SI FUESES REALMENTE FELIZ YA.