Autoestima en la pareja

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La autoestima constituyen la dimensión afectiva de la autovaloración, significa que cuánto la pareja ama, acepta y se estima a sí mismo. La autoestima baja genera inseguridad en sí mismo y ansiedad. La pareja, en este caso, se apoya más en lo que cree que los demás piensan de ellos, se torna dependiente de los criterios y valoraciones de los otro y tiende a regular su comportamiento sobre la base de criterios externos.

Otro de las particularidades de las parejas con autoestima baja, es que al esperar excesivamente de los demás, sufren desilusiones que, finalmente, ahondan sus temores y desconfianzas.

El vínculo amoroso exige la capacidad de considerar la individualidad de la (del) otra(o), por ello si existen vivencias de desconfianza, esto presenta una amenaza para la individualidad. El grado de confianza que ambos sean capaces de experimentar, matizará, en una buena medida, el grado de independencia, seguridad o de dependencia mutua e inseguridad que caracterizará el vínculo. La autoestima disminuida genera, con no poco frecuencia, vivencias de culpa, de aislamiento e indignidad, incapacidad para apertura comunicativa y, en su lugar, una tendencia defensiva y ansiosa. Las vivencias de celo, por ejemplo, están muy vinculadas a las vivencias de inseguridad e indignidad, de manera que, el propio celo, surgido de una autoestima endeble, contribuye, a su vez, a dañar la propia identidad personal.

La autoestima favorable supone la posibilidad de llegar a conocerse íntimamente de modo creciente, aceptarse, amarse y ser dueño de sí. A partir de reconocer, que existen aspectos en unos con los cuales se entra en contradicción y otros que se desconocen, si la autoestima es favorable, se logra profundizar en el autoconocimiento y movilizarse en la resolución de las contradicciones el desarrollo de la autoestima es una condición para la emancipación emocional.

Ocuparse de la propia seguridad, tratar de sentirse bien consigo mismo, de valorarse a partir de los propios criterio y no dependiendo de la valoración externa, es como lograr aceptar el desafío del desarrollo de la personalidad.

 

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