Cada herida es una victoria

A lo largo de nuestra vida tenemos que pasar por una serie de etapas indiscutibles que nos hacen madurar, crecer y convertirnos en lo que realmente queremos ser.

Cada etapa es un aprendizaje. Pero, ¿qué ocurre cuando nos estancamos en una de estas etapas? Que no avanzamos en nuestra vida, nos quedamos estáticos y quizás perdidos, sin saber a dónde ir o qué hacer. ¿Por qué no superarla, qué es lo que nos está pasando?

En nuestras vida, pasamos por momentos felices, pero también tristes y traumáticos que causan heridas y cicatrices. Debemos abrazar estos momentos, para seguir con nuestra vida y superar la etapa en la que nos encontramos. Es el momento de bajar del tren.

Yo me bajo en la próxima estación

Hay que estar seguros para superar las etapas que todos por igual tenemos en nuestra vida. Pero, para ello, es importante conocer de qué etapas estamos hablando.

*La niñez es la primera etapa que nos permite observar e investigar el mundo en el que vivimos.

*La adolescencia es la segunda etapa en la que las emociones las vivimos intensamente.

*La juventud y la edad adulta son la tercera etapa que nos sume en un mundo de responsabilidades y decisiones.

*Y a vejez es la última de las etapas formadas por recuerdos e historias varias.

Igualmente, ¿cuántas personas hay que quieren quedarse en la edad adulta rechazando la vejez que inmediatamente transcurre después?. Podemos decidir quedarnos en una etapa, pero esto no es el transcurso natural de la vida y como todo, elegir hacerlo tendrá sus consecuencias.

Una vez leí una frase de Ivelisse Guerrero que dice “Vive cada etapa de tu vida intensamente porque el pasado, pasado es, para no sufrir por lo que pudo ser”

Sana tus heridas, conviértelas en victoria

Cuando nos quedamos estancados en una etapa ya sea por comodidad, miedo, traumas o cualquier otro motivo, una herida asoma en nosotros por no estar viviendo la vida como queríamos o deberíamos.

¿Has sentido alguna vez la sensación de no tener ya sueños? ¿De que nada tiene sentido? Esto podemos sentirlo en cualquier etapa de nuestra vida y, en algunos casos, puede llevarnos a la depresión. Sabemos que en cada etapa van a suceder cosas positivas, pero también negativas. Cosas que nos harán estar preparados o no para pasar al siguiente vagón. Quedarse en una etapa no hará más que alimentar esa herida abierta. Para cicatrizarla, debemos ver más allá. Solo así podremos seguir avanzando en nuestra vida, aunque llevemos a nuestra espaldas una mochila llena de cicatrices de aprendizaje. Pero, si superas una etapa, cercioráte de haber cicatrizado bien tu herida, pues esta puede abrirse en cualquier momento, algo que sin duda será más doloroso. Avanza siempre en tu vida, aunque esta duela, aunque el camino sea difícil. La victoria será aceptar y cicatrizar esa herida que atrás quedó ya y que ahora ves como un aprendizaje más.

No te permitas quedarte en un vagón, quieto, mientras el tren continua su camino. El tiempo pasa y debemos aprender a caminar y progresar, siempre aspirando a llegar al último vagón llenos de felicidad.

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