Puede que llegue un momento en el que nos planteemos si continuar o no con nuestra relación de pareja. El malestar, la tristeza, la soledad o una sensación de vacío pueden volverse insoportables, a pesar de estar con otra persona. Ahora bien, ¿por qué aguantar en una relación de pareja en la que no estamos a gusto?
Si adoptamos el rol de observadores para analizar este tipo de situaciones podemos darnos cuenta de todo el daño que nos estamos haciendo, pero también nos sirve para cambiar de perspectiva. Incluso, no solo en una relación de pareja, ya sea en una relación de amistad o familiar, el hecho de aguantar y percibir cómo todo se derrumba, incluyendo nosotros mismos puede parecernos innecesario desde una mirada externa.
Desde fuera lo vemos claro y, en ocasiones, la persona implicada también. Sin embargo, se vuelve a retomar la relación como si nada hubiera pasado, a pesar del sufrimiento, el daño recibido y las constantes críticas.
Ahora bien, muchas personas aguantan en una relación de pareja porque es lo que creen que tienen que hacer. Tirar la toalla a la primera de cambio no es una opción, o al menos eso piensan, porque indicaría que se ha fracaso.
Antes las parejas aguantaban más…
Seguro que has escuchado esta frase más de una vez. Probablemente ha sido pronunciada por cualquier persona mayor o incluso, por alguien de tu misma edad. Lo cierto es que si echamos la vista atrás parece que eso de aguantar en una relación, a pesar de no estar a gusto ni felices era todo un mérito. Como si se tratase de una carrera llena de obstáculos en la que tuviésemos que obtener una medalla. Quien más aguantaba, ganaba.
En la actualidad, el número de separaciones y divorcios ha aumentado. Muchas personas no temen decir adiós cuando su relación no va bien. Sin embargo, en otras muchas aún pesa la creencia de que aguantar en una relación de pareja es algo positiva. Quizás sea porque los ideales del amor romántico, como equiparar soportar el malestar a una prueba de amor, aún se mantienen vigentes en el pensamiento de muchas personas. Como si dejar que el tiempo pasara, solucionase los problemas. La cuestión es que se necesita el compromiso, los sentimientos, las ganas de continuar y de crecer hacia el bienestar por los miembros de la relación.
Pero, ¿qué es aguantar?
Tal vez tendríamos que matizar lo que significa el concepto de aguantar. En general, no hace referencia a esforzarse o superar un problema que ha surgido en la relación, sino a soportar algo que no se tendría que tolerar. Para ello, es importante diferenciar algunas situaciones en las que intentarlo, estar ahí y esforzarse por seguir adelante es algo que puede tener éxito.
Falta de entendimiento. No saber comunicarse de manera acertada, no escuchar y no ser sinceros puede llevarnos a malentendidos y falta de comprensión. Esto puede resolverse ya sea poniendo cada uno de su parte o acudiendo a un psicólogo especializado en problemas de pareja.
Problemas sexuales: la falta de pasión, la eyaculación precoz u otro tipo de problemas sexuales no tienen por qué asumirse y aguantarse. Todo esto tiene solución, pero quizás se necesite la ayuda de alguien especializado en temas de sexualidad.
Estos son solo algunos ejemplos de dificultades que puede haber en toda relación y que no tienen por qué suponer el fin de la pareja, ya que se puede resolver el problema a través del esfuerzo o buscando ayuda. No obstante, existen otros tipos de aguante, aquellos en los que habría que huir de la relación cuanto antes.
Aguantar en una relación de pareja que hace daño
Estar en una relación de pareja donde hay falta de pasión o en la que no sabemos comunicarnos es muy diferente a permanecer en una en la que sufrimos. Lo primero se puede resolver, a pesar de que haya que tomar acción para lograrlo. Con respecto a lo segundo, la mayoría de las veces es mejor cortar por lo sano, sobre todo si nuestra libertad y la capacidad de ser felices se ve comprometida.
En algunas ocasiones, aguantamos en relaciones en las que en nuestros momentos de lucidez sabemos que estaríamos mejor sin la otra persona. De hecho, en estos casos es habitual que existan infidelidades, maltrato, manipulaciones, faltas de respeto… Son relaciones en las que nuestra autoestima y dignidad corren un alto riesgo de ser pisoteadas si es que no lo están ya. No obstante, ahí estamos intentando sostener algo que se cae a pedazos.
A veces, consideramos que hay que aguantar en una relación aunque en ella existan faltas de respeto, burlas y manipulaciones. Todo esto lo pasamos por alto y lo justificamos porque estamos muy enamorados de esa persona, experimentamos dependencia o simplemente, porque creemos que no podemos optar a algo mejor.
Por qué aguantamos
En ocasiones, soportamos estas situaciones porque creemos que son sinónimos de amor. Incluso, podemos llegar a creer como cierta esa frase que escuchamos a diario en canciones y leemos en novelas románticas: “el amor tiene que doler”. Pero el amor no es eso, sino algo totalmente diferente.
Si para nosotros una relación es un suplicio, un gasto de energía, un sufrimiento constante, un aguantar lo inaguantable… ¿De verdad pensamos que es amor? ¿O, por el contrario, es permitir que nos hagan daño?
Nadie en su sano juicio busca el dolor. Cuando acercamos nuestra mano sin querer al fuego la alejamos de manera inmediata. En cambio, cuando estamos en una relación que hiere y quema, a veces, ahí nos quedamos, aguantando.
Cuestionar las creencias que tenemos sobre el amor, cambiar la perspectiva que tenemos sobre este profundo sentimiento y preocuparnos por cultivar nuestra autoestima es indispensable para tener relaciones saludables, esas en las que “aguantar” no es un verbo que tengamos que pronunciar.
Ahora reflexiona, ¿qué es lo que has llegado a aguantar en nombre del amor?
Tomado de: lamenteesmaravillosa.com