Comer…¡qué lucha!

comida

Hay niños que se eternizan delante el plato, otros son reacios a probar alimentos nuevos, algunos “necesitan” tener la televisión delante para comer…

Si se niega a comer algo, responde con calma y sin montar un drama ; todo irá mejor.

Enseñar a los hijos a comer bien (porque definitivamente de eso se trata de enseñar) plante muchos retos. Una veces los niños se niegan a probar algo solo porque es nuevo, otros miran el plato como si les esperara un suplicio…NO debes obligar a tu hijo a comer nada a la fuerza, pero sí insistir para que su dieta sea rica y sus hábitos, correctos.

Rechaza los purés

A partir de los 6 meses comienza la introducción de la alimentación complementaria.

*No te alarme, su rechazo es normal. Hasta ahora solo había probado el sabor dulce de la leche y ahora le ofreces un sabor nuevo y con una textura distinta. Necesita probarlo muchas veces para llegar a aceptarlo. Empieza dándole dos cucharaditas de puré cada día y luego ve aumentando la cantidad.

Las comidas se eternizan

Es un problema que acaba con la paciencia de cualquiera. Pero la realidad es que cada niño tiene su ritmo y que algunos, ya sea porque tienen menos apetito o porque no les interesa la comida, van más lentos. ¿Qué hacer?

*Hay que poner un tiempo para la comida, que ronda la media hora.“Todo lo que no haya comido en ese tiempo ya no lo va a tomar, y seguir insistiendo solo conducirá a enfados. La comida estará fría, estarán hartos, el cansadísimo”…

Pasada esa media hora, retira el plato de la mesa con calma,sin enfadarte ni hacer ningún drama. Simplemente, dile al niño que se ha agotado el tiempo de comer porque hay que hacer otra cosa (ir a dormir, etc…). Poco a poco, sin apenas darse cuenta, irá cogiendo un ritmo mejor. No deben sentarse muy tarde en la mesa y no darle muchas cosas de comer fuera de hora porque eso hará que llegue saciado a la comida.

Si a tu hijo le cuesta comer algo o acabar su ración… hoy te das cuenta de que ha hecho une esfuerzo y te preguntas si debes recompensarle.

*La norma es clara: vale reconocer el esfuerzo, pero solo si se hace desde la perspectiva afectiva. Con frase alentadoras como “que contenta estoy contigo, pareces un niño mayor” seguidas de un abrazo, un beso… El error seria caer en recompensas materiales o de comida. Es decir, nade de “si te acabas el plato te compro golosinas”, porque estaríamos dándole a entender que el plato es un castigo y la golosina, el regalo.

¡No quiero tomarlo!

En torno a los 2 o 3 años, los niños viven la llamada etapa del “no”. Tu hijo ha crecido y quiere ser más autónomo. Esa fase de rebeldía incluye la comida y le lleva, por ejemplo, a rechaza algo que normalmente tomaba sin problema. “Lo mejor que hacer es evitar ese alimento durante unos días, hasta que se le pase el rechazo a tomarlo. No se trata del alimento en sí, lo que quiere es medirse a ti”.

Para él, el mejor ejemplo eres tú. Lo que vea comer a diario también él querrá comérselo.

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