Aparte de estar sano, debes tener una actitud positiva ante la vida y ser optimista.
Hay una serie de comportamientos que tienes que potenciar. Además es importante que esfuerces por poner buena cara ante las adversidades e intentar ver lo mejor de las cosas.
Amable antes de todo, la gente se acerca más a las personas con buena disposición. Encima, sonreír estimula la llamada hormona de la felicidad. Mientras pones mala cara transmite mal rollo y aleja a los que te rodean.
El vaso medio lleno, por la mañana levántate pensando en las cosas buenas que te van a pasar y antes de dormirte recuerda lo mejor del día. Si tienes una actitud positiva, los problemas serán solo contratiempos.
Partir de cero, si has tenido una mala infancia, una ruptura amorosa, problemas económicos…tienes que superarlo y asumirlo como una lección para no volver a pasar por ellos.
Buenas noticias, comparte tanto las tuyas, porque si tú eres feliz, tus amigos y familiares también lo serán, como las de los otros. So alguien de tu entorno personal o profesional está de suerte, alégrate por él.
Borrón y cuenta nueva, pedir perdón no es fácil y menos aun si eres orgulloso, pero es imprescindible reconocer tus errores. Aunque también hay que saber perdonar, es decir, seguir adelante y olvidar.
Ser generoso, lógicamente, si estas en disposición de ayudar económicamente a quien lo necesita, eso te hará sentir bien. Sin embargo, también puedes regalar tu tiempo a aquellos que te rodean, compartiendo los ratos de diversión.
Pequeñas locuras, no vayas todo el día estresado, intenta relajarte y hacer cosas poco habituales, pero que te resulten placenteras.