Con la llegada del segundo hijo, surge la idea de si al ser más pequeño dependerá más de nosotros que el primero y, por tanto, ya no podremos entregarnos por completo al mayor, lo que puede hacerle sentir desplazado y destruir nuestro vínculo materno-filial. Sin embargo , el miedo a no atenderles por igual se reduce cuando se reconstruye la relación con el hijo mayor y se le involucra en actividades con su hermano menor..
Esto permite que el niño se sienta valioso y que tú como madre, generes un vínculo de apoyo y confianza con él…